martes, 27 de septiembre de 2011

Sociedad Civil

¿Será el Fondo de Rescate la solución? Esta pregunta se la hacen muchas personas que asisten, asistimos, enmudecidos al espectáculo diario, cuando no horario, de noticias sobre las negociaciones de los políticos europeos. Los herederos de las viejas civilizaciones griega y romana se ven estigmatizados por sus vecinos del norte, a los que supongo que verán como aquellos bárbaros inhumanos y sucios de hace tantos siglos, mientras que estos últimos no dudan que los del sur son decadentes y vagos.

En el fondo de toda esta cuestión tal vez latan muchas emociones, azuzadas convenientemente en función de intereses espúreos. No ocurre sólo en Europa, eso es cierto, pero es en Europa donde la debilidad de las instituciones y de la sociedad civil ofrece más oportunidades a los buitres que se lucran con la desgracia. Lo acaba de declarar un broker en Londres, los políticos no gobiernan el mundo, lo hace Goldman Sachs.

En este contexto, es dudoso que la pregunta planteada al inicio se pueda responder afirmativamente. El debate necesario sobre cuáles deben ser las medidas económicas y políticas necesarias para superar la crisis y afrontar el futuro no está siendo abordado, y en su lugar sólo se habla de las condiciones que deben cumplir los morosos para que se les afloje un poco la soga, dando por sentada la incontestable necesidad del déficit cero y la austeridad fiscal a toda costa. Y es incontestada porque se nos impone desde todos los foros, ya sea en las muy serias conferencias internacionales o en las tertulias y libros más populistas y demagógicos. Una vez más, se intenta evitar por todos los medios que las personas piensen por sí mismas. La ampliación del Fondo de Rescate no hará más que aumentar el festín de los especuladores, y profundizar en la recesión. El dinero fácil será atesorado, no puesto en movimiento, con lo que el efecto logrado será el contrario al buscado, ahondando en una dinámica viciosa.

Una vez más, se antoja indispensable el reforzamiento de una Sociedad Civil que promueva la discusión y la iniciativa, del tipo que sea. Lo importante es que las medidas no sean de un signo político u otro, sino que los ciudadanos pensantes razonen sobre las consecuencias de las diversas alternativas, sin dejar que la escena esté dominada por unas pocas voces: banca, partidos políticos, representantes religiosos. Se necesita poner en marcha la maquinaria de una sociedad civil efectiva, y yo, por mi parte, me comprometo en este blog a hacer propuestas que al menos puedan ser discutidas.

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